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Caza con arco y arquería tradicional ArcodosUna punta diseñada para la gran caza africana . Rhino, Jirafa, Hipopótamo.
Contruida en acero de la más alta calidad y con 300 grains de peso.
Un extraordinario ajuste en las variaciones de peso de no más del 3%, muy poco habitual incluso  en las puntas de esta categoría.
Una edición limitada, de muy pocas cajas, en series numeradas.

Este es el Test que realizó Cleve Cheney para la prensa sudafricana especializada.

Punta de caza Pathfinder  300 grains
Caza con arco y arquería tradicional Arcodos
Caza con arco y arquería tradicional Arcodos

PATHFINDER 300 GRAINS

¡Duras como clavos y valiosas como el oro¡

Por Cleve Cheney, AB.

 

Acabo de recibir una caja de la punta de caza Pathfinder, producida por Paul Zimmerman. No soy escéptico ni cínico de nacimiento, pero me he ido convirtiendo en uno de ellos, así que cuando me hizo ciertas afirmaciones sobre las propiedades del producto, tuve mis dudas.

 

DESCRIPCIÓN

La punta de caza de dos cortes Pathfinder, con 300 grains de peso, está hecha con acero inoxidable de alto contenido en cobalto, usado en la industria de la carne. Las hojas, de 2 milímetros de grosor, tienen un bisel de “uno y medio”, muy clásico. El pernio está realizado en acero. La parte delantera de la punta, debido a la forma de toda ella, se asemeja bastante a una punta Tanto. Las hojas están cubiertas con un inhibidor del óxido  a base de nitrito de titanio, del que se afirma que es capaz de endurecer mucho los cortes, casi hasta los 400 grados Rockwell, de proteger eficazmente las puntas y de aumentar su resistencia al mellado. La punta tiene 50 milímetros de largo y 29 milímetros de ancho, lo que le da una ventaja mecánica de 1,72 . Los cortes no tienen los bordes exteriores rectos, sino suavemente curvados. Toda la punta posee un acabado dorado, que casi consigue que dé pena utilizarla. Observad las imágenes 1 y 2.

 

Me enviaron una sola punta para hacer el test, porque son muy caras de fabricar. La primera impresión fue del tipo “Caramba, qué punta más bonita”. El color dorado resulta muy atractivo y no emite reflejos ni brillos, al contrario de lo que hacen la mayoría de las puntas de caza.

Caza con arco y arquería tradicional Arcodos

LOS TESTS

Los tests que utilizo para evaluar las puntas de caza pueden muy bien denominarse “tests de tortura”. Creo que, para que una punta de caza demuestre lo que vale (especialmente si está pensada para grandes piezas), tiene que realizar su trabajo de manera eficaz bajo las peores circunstancias posibles, al menos una vez. Entiendo como las peores circunstancias posibles  aquellas que escapan al control del cazador, de modo que la punta de caza impacta contra huesos grandes y recios (fémur), la parte superior del hueso de la pata (húmero), el omóplato (escápula) o las costillas mientras se desplaza hacia los órganos vitales. Esto puede ocurrir y de hecho ocurre, y en tal caso, la punta de caza no solamente debe de ser capaz de aguantar el impacto, sino que tendrá que mantener su integridad estructural hasta el punto de poder provocar aun así una muerte rápida y digna.

Caza con arco y arquería tradicional Arcodos

Comprobación del peso

La Pathfinder pesa, supuestamente, 300 grains. Al pesarla, arrojó un valor de 291 grains, como podéis ver en la imagen 3. Este peso podría aumentarse colocando un par de espaciadores, por ejemplo.

 

Test del afilado

Nada más sacarla de la caja, la Pathfinder no afeitaba el vello. Observad la imagen 4.

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Tests de tiro

Monté la punta en una flecha de carbono de 28” Easton N-FUSED. El peso total del tubo, tres plumas, inserto, culatín y punta de caza, alcanzó los 607 grains.

 

Disparé a través de un cronómetro Chrony Master F1, con un poleas Martin Cougar ajustado a 60#.

La velocidad de impacto de la combinación flecha/punta de caza, fue de 170 pies por segundo. La energía cinética calculada fue de 38,9 pies por libra, y el momento, 23 unidades. Esta configuración de arco y flecha resulta muy lenta en comparación con la velocidad que puede alcanzarse con algunos poleas modernos, y la energía cinética resultante es más bien escasa. De cualquier manera, iba a ser interesante comprobar qué podíamos lograr.

 

Los tests de disparo consistían en disparar la punta contra un fémur, un húmero y una escápula de búfalo cafre, y contra una lámina de cerramiento de 16 milímetros de espesor cubierta con una piel de antílope curtida. Si la punta de caza sobrevivía a estas pruebas, merecería la pena fijarse en ella.

 

Test 1 (imagen 5)

Puesto que contaba con una sola punta para realizar todas las pruebas, decidí comenzar por la más dura de todas. Si sobrevivía a esta prueba, la punta sobreviviría a todas las demás. Disparé la punta contra vla caña de un fémur de búfalo cafre (55 milímetros de espesor, con un perfil o lumen muy estrecho), a una distancia de 10 metros. Debido a la curvatura del hueso, resulta muy difícil impactarlo a 90 grados. Precisamente por eso, la punta golpeó ligeramente descentrada y resbaló, clavándose en el parapeto que había tras el hueso. Sonó un fuerte “crack”, puesto que debido al brusco cambio de dirección, el tubo de carbono se había partido del todo. Mientras iba a comprobar el desastre, pensé que allí se acababa aquella punta de caza. Había un hueco en el hueso y lo que quedaba del tubo sobresalía del parapeto. Me llevé una gran sorpresa al comprobar que la punta sobresalía por el otro lado del parapeto y parecía estar intacta. Saqué el tubo e inspeccioné la punta, esperando verla doblada o con los cortes mellados o rotos. Dejando aparte que el extremo de la punta se había redondeado ligeramente, no había daños exteriores en ella que resultasen visibles. La desenrosqué del tubo y comprobé que la parte del pernio que tiene la rosca hecha se había roto debido a la brusquedad del desvío de la flecha.

 

Decidí fijar con epoxy la punta de caza en otro tubo para continuar con las pruebas.

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Test 2 (imagen 6)

Una vez seco el epoxy, disparé la flecha contra el húmero de un búfalo cafre a 10 metros de distancia. No había vuelto a afilar la punta antes del disparo. En esta ocasión, la punta casi atravesó el hueso completamente. Lo partió en dos, haciendo un agujero lo suficientemente grande como para que cuando el húmero se dividió, el emplumado penetrase a la perfección. Al comprobar la punta, no encontré daño adicional alguno, ni en su extremo ni en los cortes. ¡Impresionante¡ Vamos a la siguiente prueba.

 

Test 3 (imagen 7)

Sin volver a afilar la punta, disparé en esta ocasión contra una escápula de búfalo cafre, igualmente a 10 metros de distancia. La penetración fue completa, entrando la punta sus buenos 28 centímetros, para salir por el lado opuesto del parapeto. Atravesó sin esfuerzo alguno la escápula, reteniendo suficiente energía como para penetrar igualmente todo el ancho del parapeto. Ni un solo daño más en el extremo ni en los cortes. Mi admiración iba en aumento. Vamos a por el tablero y la piel de antílope.

 

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Test 4 (imagen 8)

Tampoco retoqué los filos en esta ocasión. Disparé con la misma punta contra un tablero de cerramiento laminado de 16 milímetros de grosor, cubierto con una piel de antílope curtida. Esta prueba no solamente me indicaría cuánto penetraría la punta, sino que además sometería la integridad estructural de la punta a un gran esfuerzo cuando la sacase de la madera  para inspeccionarla. La punta salió unos 15 milímetros por detrás del tablero. La saqué empleando un destornillador y una buena cantidad de fuerza bruta, tan sólo para comprobar que, notablemente, su integridad estructural y sus filos seguían estando intactos. Desde luego, se trataba de una punta francamente recia. Intentando destruirla de una vez por todas, decidí dispararla contra la cabeza, relativamente sólida, de un húmero de búfalo cafre, también desde corta distancia.

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Test 5 (imagen 9)

Y así lo hice. Desde una distancia de 10 metros, disparé contra la cabeza de un húmero de búfalo. Esperaba que la punta se doblase o fallase por completo en esta prueba. Pero no lo hizo.  Se clavó por completo en el duro hueso casi hasta el borde del tubo, que se rompió a lo largo. Las pasé moradas para sacar la punta del hueso y poder examinarla, pero finalmente lo conseguí empleando un martillo y un destornillador. Según se ve claramente en las fotos, tanto la simetría como los filos de la punta seguían intactos.

 

La imagen 10 muestra la misma punta, sin reafilado alguno, al final de las pruebas de tortura. El único daño visible fue el ligero redondeamiento  del extremo de la punta (durante el primer disparo); la integridad estructural  -descontando la parte roscada del pernio-  y la superficie de los filos estaban en perfecto estado. Estamos hablando de una punta de caza realmente impresionante, que con un poco de retoque con la lima sería capaz de abatir una y otra vez a las presas más grandes. La configuración del equipo  utilizadopara los tests se basó en  un arco de escasa potencia, que además entregaba muy poca energía y contaba con un momento muy bajo. ¡Pensemos en las posibilidades multiplicando por dos esas variables¡ No me cabe la menor duda de que esta punta de caza sería capaz de abatir los animales más grandes y de comportarse eficazmente en las condiciones más adversas. Penetrará en un búfalo cafre o en un elefante con consumada facilidad. Lo que realmente me encanta de esta punta es que está fabricada en Sudáfrica por Paul Zimmerman, de la empresa Zimmerman Grinding, localizada en Durban. Muy bien hecho, Paul; un excelente trabajo.

 

Conclusiones

La única recomendación que podría hacer al fabricante es que la punta debería ser capaz de afeitar el vello según sale de su caja.

Caza con arco y arquería tradicional Arcodos
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