DEL POLEAS AL TRADI EN CAZA : (1)


 ¿Qué te lleva a complicarte la vida?

 

Poco a poco, muchos cazadores fueron dando el salto de la caza con arma de fuego al arco de poleas.

 
Pero, ¿Qué hace que se te pueda ocurrir dar el salto de un arco de poleas  al palo?


Muchos cazadores  de arma de fuego notaron que el nivel de adrenalina, ya no era el mismo. Aquellos disparos a doscientos metros, sin quitar mérito ni gusto a nadie, ya no les motiva tanto  como lo hazo hace años.


Alguna vez, en las charlas con otros cazadores, a alguno de esos cazadores de rifle, y poco a poco, les  dejaron de resultarles pintorescos  los tipos con un arco en la mano. Y poco a poco se paso a  detectar en su mirada cierta  curiosidad. Y al final ,,, cayeron en la trampa de probar.



El salto del poleas al arco tradicional es algo parecido,,, pero distinto.



Caza con arco y arquería tradicional Arcodos


Los cazadores de arco de poleas, tras conseguir un poco de pericia se mueven en rangos de tiro de digamos de cincuenta metros.

Cuando cae un tradi en tus manos, descubres que colocar flechas en un blanco razonable a doce metros, es ya todo un alarde.



Caza con arco y arquería tradicional Arcodos   Lo primero que descubres, y seguramente lo más importantes, es que hay que entrenar mucho más. Hay que soltar más flechas.  En un arco de poleas, una vez más o menos ajustado, centrar tiros buenos a grandes distancias es relativamente asequible.  Pero con un arco tradicional, no hay referencias geométricas que te permitan apuntar, y es necesario automatizar disparos y entrenar mucho. Mejor dicho,,, muchísimo.

Caza con arco y arquería tradicional Arcodos   En segundo lugar, uno descubre que ya no existen las clásicas muletillas de los puntos de mira. No hay como tener a un niño cerca al que echar las culpas. Pero además de esta magnífica excusa, tirar con referencias, te permite cierta rapidez en progresar en cuanto a distancias efectivas de impacto. Quien más y quien menos entrenan y terminan cazando en poco tiempo, a cincuenta o sesenta metros.  Pero lo cierto es que las estadísticas – ya se sabe esas mentiras disfrazadas  de datos – aseveran que las distancias reales y efectivas de caza con arco están por debajo de los veinte metros en los porcentajes más elevados. Esto sea dicho para todo tipo de arco.

Caza con arco y arquería tradicional Arcodos   Una tercera razón del salto al tradicional, se respalda en las dos anteriores. El arco tradicional te exige más práctica y las distancias efectivas ý frecuentes de abates con un poleas son finalmente  más próximas a las propias de un tradi que las de un poleas.  Juntando ambas razones, se abre la puerta a animarse a un nuevo desafío. Este es el gancho, un apasionante nuevo desafío en una forma de cazar. Al inicio de tomar el palo en la mano, el numero de desalentados en muy alto, pero la propensión a aceptar ese desafío crece más que exponencialmente en relación al número de disparos que se realizan con el tradicional en la mano. Y ciertamente, es un nuevo desafío y aun más para un ya cazador.
Conviene, más que la asistencia de un entrenador especializado en tradicional, conviene un mentor que ya sea cazador de tradi que te acompañe con calma en esta nueva travesía para evitar que abandones antes de haber sentido el gusanillo. Seguramente, tu nuevo consejero o mentor te pedirá, como hago yo, gastar muchos ratos soltando flechas a dianas 3D y ser muy constante en las nuevas rutinas de proceso de disparo.
Las marcas y los anclajes que luego asistido de los puntos de mira de un arco de poleas, no existen en el arco tradicional. Todo es una rutina física, corporal, que el arquero debe sistematizar. Hay que ser constante en el proceso de generar una idéntica mecánica de apertura, anclaje y suelta. Hay que ser constante y repetitivo, y especialmente ser paciente,,, muy paciente.
Cuando saltas del rifle al arco de poleas, lo primero que percibes, en las primeras oportunidades  en que te asomas a un lance caza, es que la adrenalina se dispara. Esta tercera razón es tal vez la más potente de todas las razones. Ocurre lo mismo que aquella vez que de chaval quitaste el seguro de tu arma al sentir la primera entrada de una res en aquella primera montería. Aquella sensación adictiva que nunca olvidaste. Pues esa misma sensación, te ocurrió ya  con el arco de poleas, y al dar el salto al arco tradicional vuelve a aflorar, pero muchos años   y muchos lances después. Y esto créanme amigos es increíblemente adictivo.

Caza con arco y arquería tradicional Arcodos   Otra cuarta razón que motiva y empuja al tránsito del arco de poleas al tradicional, es algo difícil de contar y de explicar, pero que muchos arqueros cuentan con sus propias palabras. Descubres que, además de la carga de adrenalina o seguramente como consecuencia de la misma, cuando encaras, abres el arco y sueltas la cuerda del tradi con tus dedos, la salida y el vuelo de la flecha que viaja directa al animal, se produce a cámara lenta en nuestra cabeza.  Da la impresión que quisieras empujar a la flecha que viaja tan despacio que, te da miedo de que hasta nuestra pieza descubra el disparo e intente esquivarla. Esto ocurre ahora y,,,  antes no ocurría. El proceso desde la apertura al impacto, pasando por la suelta y el vuelo de la flecha, ocurre en un lapsus de tiempo visual. Por debajo de los doscientos pies por segundo, además podemos seguir mentalmente y visualmente el vuelo de la flecha. Nuestra mente de “homo cinegéticus”, registra en su interior cada momento. La mente trocea en infinitas partes ese lance, y esa es la razón que nos permite tener la sensación de que algo que pasa en unos segundos,,, dura minutos.

Caza con arco y arquería tradicional Arcodos   Un quinto elemento, mucho más meditado y transcendente, es el de tener que trabajar mentalmente en unas distancias reales de caza mucho menores que con un arco de poleas.  Con un arco mecánico, el lance empieza a distancias muy largas, digamos cien metros o más. A partir de estas distancias, es un valor aproximado, nuestra mente cazadora estudia una estrategia de respuesta, que podría generar un disparo a los ya mencionados  cuarenta o cincuenta metros. En un aguardo acurre de “simili modo” y podemos avistar animales a ciento cincuenta metros, pero nuestra mente solo se acelera cuando entiende que habrá una oportunidad de disparo por debajo de esos sesenta metros.
En el caso del arco tradicional, el rango en que se despierta nuestra atención de grado máximo, empieza justo en las distancias que terminaban para el cazador de poleas. Cuando los animales se encuentran o nos percatamos de su presencia a esos cincuenta o sesenta metros, nuestra cabeza rápidamente comienza un abanico de opciones contrapuestas en lo que podría ser el lance final. Este cambio de paradigma, el rango de distancia menor, es sin duda el elemento más complejo de aprender y observar. Por esta razón insisto en que más que un entrenador de arco tradicional, se precisa un mentor, un consejero o amigo ya experto que nos ayude en el tránsito por esta nueva diáspora.  Solo este viacrucis te permitirá encontrarte a ti mismo en  los dieciséis o dieciocho metros en los que se abaten estadísticamente más del noventa por ciento de las piezas con un arco  tradicional.

Caza con arco y arquería tradicional Arcodos   Una sexta  razón que altera los principios en el salto al arco tradicional, se sustancia en que se descubre muy rápido, que siendo las tácticas de caza similares o idénticas a las de la caza con un arco de poleas, estas son  sin duda insuficiente. Todos los énfasis que aplicamos al pasar del rifle al arco de poleas, se quedan cortos. Todo tiene que ser  más mucho lento aun. Todo debe de planificarse mucho más. Pocas cosas se pueden dejar a la improvisación del momento final de la verdad. A escasos quince o veinte metros, la pieza no te va a permitir el más mínimo movimiento, ruido o error. Por esto todo el proceso debe haber sido previamente entrenado y mecanizado en nuestra mente.  Pero afortunadamente, los lances reales solo tienen éxito gracias y a pesar de que todos son distintos. Lo cierto   es que solo la mecanización y el entrenamiento permiten improvisar de forma eficiente y eficaz.

Caza con arco y arquería tradicional Arcodos   Una séptima razón, aunque condensada en las  anteriores, es asumir y entender que todo hay que entrenarlo y que todo hay que repetirlo con una enorme concentración. A estas distancias, yo no recuerdo haber efectuado disparos de caza a más de treinta metros en los pasados treinta años, a estas distancias conseguir dominar nuestra mente para mantenerse inmóvil es sencillamente imprescindible. El ser humano es un ser vivo depredado. Su configuración física no es la de un depredador. En consecuencia, encontrarse con otro animal en el monte, escuchar un ruido a escasos metros, genera una reacción que busca espantar a ese animal.  Solemos carraspear, toser, mover los pies, no poder controlar un cambio de postura o un movimiento de la cabeza cuando detectamos tener a una pieza a escasos metros. Esta es la razón de los muchísimos e improductivos lances que  no terminan por tener éxito. Espantamos inconscientemente a las piezas.  Dominar estos impulsos instintivos y defensivos, son justo el salto de un aficionado a un cazador de tradicional con cierta experiencia. Esta capacidad de control, hay que decir que desaparece progresivamente cuando dejamos de cazar con nuestro palo, y requiere  volver a entrenarla.
 

Caza con arco y arquería tradicional Arcodos

Caza con arco y arquería tradicional Arcodos   Una optava razón motivadora, se nos aparece cuando detectamos que en muchos lances, especialmente sobre cérvidos, mientras nuestra flecha viaja en su vuelo letal tras la suelta, detectamos que no impacta en la pieza. Un buen disparo, un animal cuarteado, una suelta fina y bien dirigida termina sin tocar al animal.  Este fenómeno de nombre americano aborrecible, se produce porque tras la suelta de la flecha de un disparo perfecto, inevitablemente vemos partir a la flecha, realizamos un mínimo y necesario parpadeo tras el cual el animal desaparece a la carrera. Seguros de nuestro éxito letal, nos sorprendemos con que la flecha esta impecablemente limpia. Durante esa décima de segundo de nuestro parpadeo, nos hemos perdido parte del lance. La pieza se ha agachado y ha evitado nuestra flecha. Esto ocurre también con un disparo de arco de poleas, pero es muchísimo más frecuente con un arco tradicional. Como deciamos antes, usamos la misma táctica que con un arco de poleas, pero no es suficiente. De este fenómeno, el string walking, hablaré otro día.

 
Por último, hay que decir que técnicamente lo que acontece con una flecha tras el disparo hasta que el animal escapa tras ser impactado con ella, es casi idéntico si hemos usado un arco de poleas o un tradicional.
Sin duda tanto la velocidad, como el peso de la flecha o la energía final de impacto, seguramente difieren mucho de si usamos uno u otro tipo de arco. Pero finalmente, una vez que la flecha toca el costado de la pieza, no es sustancial la diferencia entre un origen u otro.


 
En nuestra próxima news letter, solo nos centraremos en dar un vistazo en las ventajas y desventajas de cazar con un arco de poleas o con uno tradicional. No todo son desafíos y desventajas de uno a favor de otro. Créanme que en muchas situaciones un tradi es mucho más eficaz. Será la próxima News Letter de TioJander una publicación menos romántica que esta, seguramente más técnica,,, y espero que mucho más corta.

TioJander